La narración de la catástrofe. 40º aniversario del terremoto de Irpinia, noviembre de 1980
Para celebrar el 40º aniversario del violento terremoto que golpeó duramente Irpinia en 1980, el equipo de DisComPoSe organizó el 23 de noviembre de 2020 un seminario on line con la participación de Gabriella Gribaudi (profesora de Historia contemporánea de la Universidad Federico II de Nápoles) y de Nicola de Blasi (profesor de Historia de la lengua italiana de la misma Universidad). El terremoto de 1980 constituye una de las mayores catástrofes de la Italia republicana que afectó al Mezzogiorno no solo urbanística, económica y políticamente, sino también en lo que se refiere al ámbito “criminal”, ya que supuso un incremento del poder de la camorra durante la reconstrucción. El seminario dio la posibilidad de reflexionar sobre la memoria de la catástrofe con los estudiantes y docentes de las escuelas superiores y de dar inicio a una colaboración entre los investigadores de DisComPose y algunos institutos de educación de la Campania con el fin de efectuar en el futuro laborarios didácticos para la identificación y el manejo de fuentes históricas.
La profesora Gribaudi, especialista en temas de memoria y de historia oral, explicó cuál fue el área geográfica afectada por el terremoto de 1980 y los daños que este ocasionó, aspectos que han sido objeto de sus últimas investigaciones, publicadas en el volumen La memoria, i traumi e la storia. La guerra e le catastrofi del Novecento. El sisma abarcó una amplia zona del sur de Italia entre Campania, Basilicata y parte de Apulia. Sufrieron sus efectos hasta 700 municipios en los que se registraron un total de 3.000 víctimas. En Nápoles, los edificios se vieron gravemente dañados y el retraso en la llegada de las expediciones de salvamento, sobre todo en las áreas rurales, generaron un aumento considerable del número de víctimas. La profesora se detuvo en la narración y en la memoria pública del fenómeno y, especialmente, en el conflicto político que suscitó la lentitud con la que actuaron las instituciones y los aspectos negativos derivados de la reconstrucción. Un análisis histórico-antropológico, focalizado en las memorias polifónicas de los supervivientes, permite evidenciar los aspectos de la catástrofe vinculados a la experiencia humana. De hecho, el trauma interrumpió bruscamente la fluidez de la vida y marcó la memoria de los testigos, en la que se estableció un antes y un después del desastre.
Gribaudi presentó, a continuación, los problemas político-institucionales vinculados a la reconstrucción de los lugares destruidos e ilustró las diversas soluciones adoptadas por las autoridades locales. En este sentido, la profesora señaló que, en algunas ocasiones, si intentó recuperar el centro dañado, siguiendo el modelo adoptado tras el sisma de Friuli de 1976. Fue la alternativa aplicada al municipio de Sant’Angelo dei Lombardi (Avellino), uno de los pueblos más golpeados por el desastre. Sin embargo, otras veces se optó por trasladar el centro urbano a otro emplazamiento, como fue el caso de Conza della Campania o de Laviano. El desarraigo que causó esta medida generó un sentimiento de no pertenecer a dicho lugar tanto en los supervivientes como en las nuevas generaciones que crecieron sin la memoria del evento.
La intervención del profesor Nicola De Blasi se centró en los aspectos lingüísticos vinculados al terremoto. En concreto, el docente compartió los resultados de dos de sus proyectos sobre San Mango sul Calore, pueblo gravemente afectado por el desastre: en primer lugar, su contribución al libro Il secolo breve de San Mango sul Calore e il terremoto del 23 novembre 1980 y, en segundo lugar, la Mnemoteca, un espacio digital inaugurado en 2015 que recoge la memoria inmaterial del municipio. Las memorias autobiográficas que comprende esta plataforma poseen un destacado valor histórico y lingüístico. Este último aspecto es de singular importancia pues, como señala el profesor, la lengua –y sobre todo el dialecto- contribuyen a la memoria de un pasado que merece ser recordado por sí mismo y no por presupuestos nostálgicos. En San Mango sul Calore, como en el resto de Irpinia, el terremoto aceleró un proceso que ya era evidente antes del acontecimiento: la pérdida del dialecto como argamasa social. El hecho se verificó principalmente por factores prácticos. Por un lado, la construcción de un nuevo centro siguiendo criterios arquitectónicos modernos puso fin a un estilo de vida basado en la cooperación entre personas del mismo barrio y, por otro lado, provocó la eliminación de diversos elementos del paisaje urbano. Así por ejemplo, una palabra como “v’afio”, que describía los escalones de acceso a las casas de la primera planta, desapareció con la llegada de las nuevas construcciones. Además, después del terrible terremoto, una gran número de poesías y diccionarios dialectales empezaron a ser escritos por los habitantes de las zonas golpeadas en Campania y Basilicata. El prof. De Blasi ha afirmado que este fenómeno evidenciaría cómo el lenguaje del pasado puede funcionar como un medio para la curación de las heridas creadas por una catástrofe.
En el debate participaron algunos investigadores de la Universidad Federico II, como Pasquale Palmieri que relacionó el tema de la memoria con las dinámicas de la comunicación. En concreto, subrayó que el terremoto de 1980 es asociado a menudo por los testigos del evento a un famoso partido de fútbol (Inter-Juventus), transmitido en la radio la noche del 23 de noviembre. En este rito colectivo, los mass media se convierten en vehículos de la memoria colectiva, superando, de esta manera, la distancia entre memoria privada y pública.
Por su parte, Chiara De Caprio destacó la relevancia de las fuentes para salvaguardar la memoria de los desastres naturales del pasado. En este sentido, puso de relieve la variedad y la complejidad que caracteriza a estas fuentes que se explica, en parte, a la superposición de diversas voces que se produce tras una catástrofe. Por una parte, contamos con las comunicaciones oficiales y, por otra, con los testimonios de las personas y con sus historias de sufrimiento y esperanza. En la mayor parte de los casos, cuando los sujetos escriben sus recuerdos, emplean imágenes y metáforas convencionales en el marco de un catálogo de expresiones compartido. Ello comporta la necesidad de contrastar todas estos testimonios para comprender plenamente la complejidad de los distintos puntos de vista. Como evidenció De Caprio, este esfuerzo puede enriquecer tanto nuestro sentido crítico como la reflexión sobre el comportamiento que se debería adoptar en el futuro cuando se verifiquen nuevas catástrofes, emulando o no las experiencias descritas en los textos del pasado.
Francesco Montuori señaló la aparición frecuente de fenómenos lingüísticos interesantes en contextos de calamidades naturales. Algunas veces los terremotos provocaron la aceleración de algunas dinámicas dialectales y dieron lugar a la creación y a la difusión de palabras nuevas. Así por ejemplo, a finales del siglo XIX, se difundió la expresión “è successa una Casamicciola”, refiriéndose al terremoto de 1883 sucedido en Casamicciola, un municipio de Ischia, y aplicándola para la descripción de desastres similares. Además, el investigador apuntó al interés que tienen para el lingüista los discursos políticos oficiales que mezclan características de la política y del lenguaje periodístico.
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