Durante el congreso internacional Davanti alla fine. Culture e politiche della calamità in età moderna, celebrado en Napoles los dias 18 y 19 de diciembre 2023, se presentaron los principales resultados de las investigaciones del equipo DisComPoSe en el ámbito histórico-linguístico.
Andrea Mazzucchi, director del Departamento de Studi Umanistici de la Universidad Federico II, Renata De Lorenzo, Presidente de la Società Napoletana di Storia Patria y el IP Domenico Cecere han sintetizado los principales aspectos de una experiencia de investigación colaborativa y plurianual que ha puesto de relieve el papel de la información sobre los desastres en la evolución de los contextos culturales, de las relaciones sociales y de las estructuras de poder de las sociedades de Antiguo Régimen.
Durante la primera Edad Moderna aumentó progresivamente la atención prestada a las catástrofes de origen natural dentro y fuera de los ámbitos de poder. Al estimular la búsqueda de noticias y de explicaciones, los fenómenos naturales extremos promovían la interacción social y ampliaban los canales de comunicación. Un vehículo importante para la discusión de las noticias de estos sucesos fueron las relaciones impresas.
Chiara De Caprio, Annachiara Monaco y Valentina Sferragatta ilustraron cómo las relaciones sobre los desastres revistían un especial interés desde el punto de vista linguístico porque, además de informar a los lectores, enfatizaban el carácter extraordinario y novedoso de lo acaecido con el fin de situar estos episodios en un marco interpretativo religioso y moral.
A través del análisis de un corpus de relaciones impresas sobre erupciones, terremotos e inundaciones publicadas entre los siglos XVI y XVII, Francesco Montuori y Rosa Anna Paradiso profundizaron en el léxico precientífico utilizado para describir los fenómenos eruptivos antes del nacimiento de la vulcanología.
Con su presentación sobre las características peculiares de los relatos sobre las inundaciones, Gennaro Schiano subrayó la responsabilidad de las instituciones que debían adoptar prácticas de gestión y prevención mucho mas avanzadas y conocidas respecto a las existentes para terremotos o erupciones.
Junto al éxito de las relaciones, en la segunda mitad del siglo XVII comenzó a consolidarse también en España la circulación de gacetas periódicas, caracterizadas por estrategias narrativas propias, retóricas y topoi funcionales a la narración del acontecimiento, como recordó Vincenzo Leonardi.
El análisis estilístico de la producción poética en italiano y latín corrió a cargo de Antonio Perrone, quien puso de relieve las afinidades entre las composiciones poéticas, las relaciones y la cultura visual en el siglo XVII.
En el ámbito de la prosa sagrada, Davide Di Falco se centró en las características retóricas y léxicas de un corpus de panegíricos en italiano. Antonietta Molinaro, por su parte, se centró en el análisis de motivos recurrentes en versos sobre el desastre compuestos por poetas españoles del siglo XVII.
En el variado abanico de representaciones artísticas centradas en las catástrofes en la Edad Moderna, un lugar absolutamente central lo ocupan las imágenes religiosas, mediante las cuales se expresaba la visión providencialista que consideraba terremotos, erupciones e inundaciones, pero también epidemias y hambrunas, como resultado de la ira de Dios. Milena Viceconte exploró las iconografías más recurrentes en el contexto napolitano, siciliano y español entre los siglos XVII y XVIII.
La religión, de hecho, surgió como una línea fundamental de interpretación de los fenómenos calamitosos en la sociedad de la Edad Moderna. Beatriz Álvarez García ha estudiado los sermones, oraciones y súplicas efectuados tras diversas catástrofes, identificando los intereses de las órdenes religiosas y de la jerarquía eclesiástica que a menudo estaban detrás de tales interpretaciones.
El estudio de la gestión de los terremotos que se desprende de la riquísima correspondencia del Segretario di Stato de la Santa Sede con los nuncios apostólicos y obispos ha permitido a Alessandro Tuccillo investigar aspectos relevantes de la historia política e intelectual, así como de la historia de las instituciones.
Umberto Signori demostró que los terremotos y erupciones que asolaron Pozzuoli, Catania y Siracusa entre 1536 y 1542 no suscitaron respuestas administrativas de emergencia por parte de los respectivos gobiernos virreinales, a pesar de que se aplicaron algunas medidas contra la despoblación de las zonas dañadas.
También se planteó la cuestión de qué suponía para la Monarquía hispánica hacer frente a las catástrofes de origen natural ocurridas en los territorios coloniales. Matteo Lazzari, refiriéndose en particular al contexto guatemalteco, reflexionó sobre las respuestas a las situaciones de emergencia y las narrativas que acompañaron la creación de políticas destinadas a la gestión de episodios traumáticos durante el período cronológico considerado.
El congreso finalizó con una lectio magistralis a cargo de Virginia García Acosta, quien señaló que, a diferencia de las lenguas europeas, en las lenguas indígenas y mesoamericanas no existía un término equivalente para “desastre”. Esto indica una concepción de los desastres no tanto como acontecimientos naturales, sino como procesos influidos por lógicas sociales, culturales e institucionales.